»Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón,
Y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.« —Deuteronomio 6:5
Este pasaje es tomado del libro del Viejo Testamento Hageo 1:1-14 (Antigua Versión, Casiodoro de Reina). El pasaje me motivó a considerar el concepto de que estamos muy ocupados con nuestras propias vidas, mientras que el trabajo del Señor permanece sin terminar. ¿Cómo se aplica esto a la vida del cristiano moderno y la muerte de Cristo? Cristo vino a poner la casa de su Padre en orden. Y así lo hizo en más de una ocasión—
Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. 39 Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. 40 Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. 41 Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. her. —Lucas 10:38
Aquí, Marta está tan preocupada por los asuntos de su propia casa, que le resta importancia a la casa de Dios.
Veamos otro suceso en Mateo 21:12, 13—
Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; más vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.”
La humanidad está enredada en la mundanalidad, y apartada de los deseos de Dios.
Este es un problema que ha perseguido a la humanidad desde el principio. ¿No son nuestras vidas un asunto de mantenimiento constante? Es tanto lo que nos ocupamos de nuestros propios asuntos e intereses de nuestra casa, que descuidamos la casa del Señor.
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo.— 1 Corinthios 6:19, 20
El pasaje muestra claramente la obligación que tenemos de poner a Dios en primer lugar en nuestras vidas.
Así que, los que somos fuertes, debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación. —Romanos 15:15
Aun cuando estaba a punto de morir en la cruz, Jesús no se olvidó de poner en orden la casa de su madre.
Estaba junto a lo cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa. —Juan 19: 25
Cristo murió con el propósito de poner en orden el caos que causó la separación entre Dios y la humanidad. Como se nos ordena; recordemos a Cristo cada primer día de la semana, cómo él murió en la cruz para que pudiéramos vivir. Considérense estas cosas, antes de participar en La Cena del Señor.
.
—Mike Baxter
Based on a manuscript for a short talk: Building God’s House before Our Own, in reference to the Lord’s Supper,January 20, 2013.
Church of Christ, Valley Congregation (Phoenix, AZ).
Used here by kind permission.
You must be logged in to post a comment.
Traction Theme by The Theme Foundry
Copyright © 2023 Copy © 2010 - 2013, ElConquistador.org All Rights Reserved. All rights reserved.