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La Borrachera

 

Pero por la mañana


»Y he aquí que él tenía banquete en su casa como banquete de rey; y el corazón de Nabal estaba alegre,
y estaba completamente ebrio, por lo cual ella no le declaró cosa alguna hasta el día siguiente.

Pero por la mañana, cuando ya a Nabal se le habían pasado los efectos del vino, le refirió su mujer estas cosas;
y desmayó su corazón en él, y se quedó como una piedra«     —1 Samuel 25:36, 37



La borrachera es un vicio enlistado en el catálogo de las cosas malas (Gálatas 5:19-21). La borrachera no es una enfermedad. La amenaza de la borrachera es que ésta, trabaja en el entendimiento y la voluntad del hombre. Y estas son el fuerte del alma. La borrachera hace que el entendimiento y la voluntad se debiliten y decaigan. Así despoja al hombre de sus defensas y abre el camino para otros vicios. La borrachera destruye el carácter del hombre y su voluntad para resistir.

Proverbios 23:29-35 es un estudio inolvidable de la borrachera. Describe cómo el borracho se ve (v. 29) y cómo él ve (vv.33-35). El estilo literario es el de un soneto y los versos deben leerse como poesía.

Verso 29: ¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos?

El dolor es una condición básica de la vida y una parte del vivir (Proverbios 14:13: “Aun en la risa tendrá dolor el corazón; Y el término de la alegría es congoja.”) Pero el borracho crea dolor y miseria sobre sí mismo y sobre otros. Sus ojos están inyectados de sangre; se hace contencioso — no razona con su familia ni con otros. El borracho balbucea tontamente. Habla libremente de cosas que no sabe. Ningún hombre jamás ha resuelto algún problema por medio de la “tomada”. La borrachera aumenta el dolor a la aflicción.

Verso 30: Para los que se detienen mucho en el vicio, Para los que van buscando la mistura.

El borracho se detiene hasta muy tarde sobre su vino. La palabra es ‘ahar’, y literalmente significa permanecer atrás de. El pensamiento es de tardarse mucho. El salmista dice qué vano es para el hombre estar levantado hasta muy tarde (‘ahar) por causa de la ansiedad (Salmo 127:2). El borracho se está hasta muy tarde con su vino.

Es un conocedor de mixturas. Los vinos eran mezclados con hierbas aromáticas y especias. Este fue el más fuerte de los vinos y el más intoxicante (Isaías 5:22: “¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida;”). La sed del borracho es insaciable.

Verso 31: No mires al vino cuando rojea, Cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente.

Este verso describe lo atractivo del tomar. Brilla en la copa y entra suavemente. El hombre que toma no puede ver el peligro del vino. Ningún hombre comienza tomando con la esperanza de transformarse en el borracho que se revuelca en la calle. Mas ese es su destino.


Verso 32: Mas al fin como serpiente morderá, y como áspid dará dolor.

Todas las cosas tienen un fin. El fin del vino es tan mortal como el veneno de una serpiente. El vino seduce primero y golpea después. Sus colmillos permanecen escondidos hasta el fin. El producto del arte de hacer licores: enfermedad, verguenza, pobreza, inmoralidad y muerte.

Verso 33: Tus ojos mirarán las meretrices, y tu corazón hablará cosas perversas (Versión Moderna).

La inmoralidad no se puede divorciar de la borrachera, pero el borracho sí se puede divorciar de la esposa. La meretríz es la mujer suelta. la prostituta (Proverbios 7:5). El vino enciende los fuegos del adulterio.

El borracho es obstinado y perverso. Es rudo y escandaloso. No hay sentido de verguenza y respeto en él. El borracho es una desgracia para su familia y para sí mismo.

Verso 34: Serás como el que yace en medio del mar. O como el que está en la punta de un mastelero.

La situación del borracho es crítica; está en peligro inminente. Su cabeza nada; se tambalea como el hombre lanzado por las agitadas olas del oceano. Encuentra el mástil más alto en el barco; trepa la jarcia y allá cae dormido. El borracho es confiado; no teme a nada. No puede ya más razonar o pensar claramente. La bestia bruta teme al peligromas el borracho le da la bienvenida.

Verso 35: Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió; Me azotaron, mas no lo sentí; Cuando despertare, aún lo volveré a buscar.

El único pensamiento del borracho es otro trago. No siente los golpes o el dolor. Su corazón está endurecido en el pecado. El borracho venderá su dignidad, su salud, sus esperanzas, y su alma por el otro trago. Nada le importa — ni aun sus propios hijos: “¡Cuando despierte, buscaré otro trago!”.

Pero existe una nota de esperanza. El borracho puede recobrarse, pero debe querer hacerlo. No es fácil, pero es posible. Hubo algunos de la iglesia en Corinto que fueron borrachos. Y ésto érais algunos de vosotros, escribió el apóstol Pablo en I a Corintios 6:11.

 

 

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Dios condena las borracheras

 

 

En Gálatas 5:19-21 está enlistada como una obra de la carne las borracheras: »Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, … borracheras, orgías y cosas semejantes a estas: acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.«

En Efesios 5:18 dice: »No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu.«

En Romanos 13:13 dice: »Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia.«

Y notemos lo que dice en I a Corintios 6:9-10: »No erréis, ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.«

Les animamos a que deje ese maldito vicio, que le causa vómitos y le embrutece el entendimiento y el juicio; y que además es la causa de la pobreza y la ruina. Pero sobre todo déjelos porque ese vicio será la causa de la condenación eterna de su alma, si no se arrepiente a tiempo, antes de morir.

 

 

—James Sanders y Roberto Spencer

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