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¿Cómo es posible vivir en este caos?

 


Traducido por E. Spencer

 

Sí se puede

La mayoría de los hombres llevan una vida de absoluta desesperación.” —Thoreau

En el mundo tendréis aflicción;
pero confiad, yo he vencido al mundo.—Juan 16:33

DIOS HIZO UNA EXCELENTE OBR cuando creó al hombre; el hombre, dentro de todas la creaturas de Dios, es único, simplemente por el hecho de que está capacitado para actuar por voluntad propia más bien que por la ley de la necesidad. Todo lo que el hombre hace es solo el resultado de lo que previamente decidió hacer de su propia voluntad. C. S. Lewis ha observado propiamente que “la maldad, cuando usted la examina a fondo, resulta ser la búsqueda de algo bueno hecho de manera incorrecta”. El mal uso del bien, el uso ilícito de las cosas correctas, los motivos pobres, el uso egoista de los deseos y apetitos; todos estos factores constituyen la base para la inmoralidad; y el hombre, por elección egoista, es culpable de todo esto.

Estamos limitados a vivir en nuestra atmósfera, (la atmósfera es muy importante) y estamos tan unidos a ella que cuando la dejamos, debemos, (como hacen los astronautas), llevarnos un poco de ella a dondequiera que vayamos; existen diferentes clases de atmósferas: húmedas, áridas, tibias, y otras no tan tibias, y en cada una de ellas, el hombre se ha adaptado a su propia atmósfera; sorprende la capacidad que el hombre tiene para adaptarse a sus propios alrededores.

Vivimos en un caos, una atmósfera donde los límites han sido desechados y donde eso que llaman “libertad moral,” prolifera por doquier. La gran mayoría de la gente moderna ha perdido el sentido de la vergu?enza. El rubor está tan fuera de moda como lo están las faldas largas con miriñaques y los antiguos zapatos de botonadura larga. La pornografía no solo es tolerada sino que a los proveedores, se les protege legalmente. El uso de las drogas ilícitas se pasea libremente por todos los niveles sociales, comenzando por los adultos jóvenes hasta los estudiantes de edad escolar. La prostitución se practica abiertamente; las mujeres inmorales buscan clientes en las esquinas de las calles así como también en hoteles de lujo. El lenguaje obsceno, (indecencia absoluta), está por todas partes y ningún oído, sin importar que tan tierno sea, está exento de escuchar esa clase de lenguaje. La promiscuidad marital se ha hecho más común de lo que se podría esperar, los programas de televisión la describen como si fuera la norma; y al hacerlo, la promueven al grado de respetabilidad. Mentir, estafar, y robar, son actos que en la actualidad son justificados simplemente como buen negocio, y el trabajo de mala calidad se practica sin excusa y sin disculpa.

Esta es pues la atmósfera en que vivimos, y claro, las preguntas surgen: ¿seremos capaces de superarla? ¿seremos capaces de resisitir y vivir una vida de pureza y de justicia, estando en medio de semejante inmundicia y decadencia? Yo digo que sí. ¡No solamente podemos, sino que debemos hacerlo! Está en nosotros impregnar la sociedad y demostrar que hay una manera de vivir sublime que no solo hace a las personas mejores, sino que la vida es mejor y al final, la vida eterna.

¿Pero cómo lograrlo? Ellos son muchos y nosotros muy pocos; además, considerando lo atractivo del mal, ¿cómo se espera que podamos contender contra semejante atracción? el mal no impone esfuerzos, solo requiere conformación; el mal derriba las barreras morales y abre las fronteras del placer.

Sin embargo, sí se puede, yo sugiero:

QUE dejemos la timidez de lo que somos y aceptemos el reto. Se entiende que es difícil, pero no debemos cansarnos de hacer el bien — “no nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” Gálatas 6:9; debemos ser constantes: “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” 1 Corintios 15:58. No tenemos razón para avergonzarnos de nuestro Maestro o de su evangelio. ¡Caminamos con el Rey! ¡Actuemos pues como Él!

QUE desarrollemos un sentido de bien-estar de lo que somos; se requiere seguridad para vencer y nosotros, de entre toda la gente, debemos ser los más confiados. ¿Se dan cuenta que mientras estemos con Dios no podemos perder? ¡Sí, así es! No hay poder que pueda detenernos?

¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36 Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. 37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual estoy seguro que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo porvenir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. —Romanos 8:35-39

Ni siquiera la muerte puede detenernos—

Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. 55 ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?  —1 Corintios 15: 54-55

¡De manera que, seamos valientes y sin temor, porque la victoria es nuestra!

QUE aprendamos una vez más cuál es el valor de lo espiritual. Ya una vez lo aprendimos, cuando obedecimos el evangelio, pero tenemos la tendencia a dejarlo escapar. Necesitamos recuperarlo. Comprender el valor de lo espiritual es relegar las tribulaciones y dificultades a un lugar de importancia relativa. Comprender el valor de lo espiritual es sintonizar nuestras mentes en lo noble, lo sublime, lo que verdaderamente es grandioso, dirigir nuestra mirada hacia el cielo, y luchar con fervor; recordemos que nuestro corazón y nuestro tesoro están en el mismo lugar; comencemos otra vez a mirar hacia arriba, y no hacia abajo.

Sí se puede, y no solamente podemos existir dentro de este caos, sino que lo podemos cambiar. Sin vergüenza y sin desconfianza, concentrémonos en dónde estamos y en quiénes somos, comprendamos que nuestra misión es grandiosa aun cuando, en ocasiones, tenga que ser en medio de un caos.



Online Articles, August 12, 2012, a publication by a local church in Pasadena, TX.
Used here by kind permission. Photo Credit: Vagues et manchots à l’assaut de la plage, Wikimedia, franek2.