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Títulos Religiosos

El Cristo humilde

era nacido en un comedero

Ninguna cosa humana es de la importancia seria” —Plato

»Y todos vosotros sois hermanos« —Mateo 23:9

EN ESTE ESCRITO trataremos de algunos Títulos que son aplicados a los hombres, tales como: “Reverendo”, “Excelentísimo”, “Su Santidad”. Tales títulos honran a Dios, pero no deberían ser aplicados a los hombres. Quisiéramos que a sangre fría (es decir, con sosiego), considerara usted, amigo lector, esta cuestión: ¿Seremos dignos los hombres de llevar tales títulos?

La respuesta es por demás obvia. Francamente, tenemos que reconocer que solamente a nuestro Dios, el Creador del universo es digno de que se le honre con tales calificativos. Los hombres NO somos dignos de llevar dichos títulos, no importa que tanta erudición tengamos. El querer uno mismo y aceptar que a nuestros nombres se antepongan dichos títulos, que no son para otra cosa sino para dar ensalzamiento, es ser demasiado presuntuosos ¿No les parece?.

Además, en el Nuevo Testamento no se encuentra ni un pasaje donde se diga que a alguno de los apóstoles, profetas o evangelistas, se les haya atribuido cualquiera de los títulos mencionados arriba. Ellos nunca los usaron en referencia a uno o a otro. Lo único que encontramos es que cuando el apóstol Pedro habló del apóstol Pablo, se refirió a él sencillamente como “nuestro amado hermano Pablo (II de Pedro 3:15). Y viceversa, cuando Pablo habló del apóstol Pedro, simplemente lo llamó: Pedro (Gálatas 2:11).

Nuestro Señor Jesucristo había prohibido a sus discípulos, que quisieran ser llamados con títulos religiosos. Démosle una leída al pasaje de Mateo 23:1-12, y por el tenor de dicho pasaje nos damos cuenta claramente que esto es así. – Notemos al menos lo que dice en los versículos 8 y 9—

Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos.

Como usted puede ver en el pasaje citado arriba, Jesucristo no quería (y no quiere) que sus discípulos fueran como los escribas y fariseos. A estos, entre otras cosas, sí les gustaba que los llamaran Rabí (en hebreo y significa maestro). Pero en la actualidad, usted sabe que existen hombres con tendencias semejantes a las de los fariseos.

Hay predicadores, en la mayoría de las sectas (o Iglesias) que no solo les gusta que los llamen con ciertos títulos (como Reverendo, Padre, siendo los más comunes), sino que hasta se autonombran a sí mismos diciendo, como por ejemplo, Reverendo fulano de tal. ¡Y no tienen empacho! (vergüenza). Amigo lector, tales hombres NO agradan a Dios. No debemos seguirlos. Cristo ha dicho—

Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo.  —Mateo 15:14

Pensemos en estas cosas. Los hombres no somos dignos de que se nos exalte con los títulos ya mencionados. Solamente nuestro Dios Todopoderoso y Su Hijo Jesucristo son dignos de toda reverencia y honra. En el Nuevo Testamento no encontramos que los apóstoles de Cristo los hayan usado. Por lo tanto, ¡tampoco nosotros debemos usarlos!.

Visite la iglesia de Cristo en su localidad. Venga a oír la Palabra de Dios en toda su pureza y sencillez

Roberto V. Spencer

 

 



Reprinted from a tract written and distributed by Roberto V. Spencer, August 1977.
Used here by kind permission.