La vida es una paradoja perpleja, un enigma cuyo significado y profundidad no puede ser analizado or medido,
o aun entendida completamente. Claramente, el pequeño niño en su juego inocente parece conocer
tanto acerca de la vida como el hombre que ha vivido una vida de noventa años.
Nadie puede explicar realmente el significado en vivir.
Allí puede ser que nada es simple acerca de la vida, pero algunas cosas están dentro del alcance del entendimiento — la vida tiene ambos un principio y un fin. Y posiblemente este es el lugar para comenzar cualquier análisis, porque en el análisis final podemos con seguridad decir que la vida no cambia. –nacemos en este mundo; crecemos en este mundo; nos hacemos viejos ene ste mundo, y eventualmente morimos y dejamos este mundo. No importa quién nosotros seamos, que lenguaje podamos hablar, y cuanto podamos haber vivido, la historia es la misma. En las palabras de Shakespeare, “nosotros somos semejante tejido como los sueños son hechos, y nuestra poca vida es redondeada como un sueño” (Tempest IV.i.).
Eclesiastés habla acerca de la vida de una manera que quizá ningún otro libro lo hace — ya sea en Escritura o en literatura profana. “Y nada hay nuevo debajo del sol” (1:9) dice este libro, y esto lo dice una y otra vez. La frase, de hecho, es un refrán común, nos recuerda que a pesar de todas las complejidades, a pesar de todos los goces y dolores, la vida realmente no cambia. Nosotros podemos vivir en un mundo moderno, pero vivimos nuestra vida de la misma manera que nuestros abuelos vivieron su vida, y sus abuelos antes de ellos.
Si tu quieres saber cómo vivir, esto está aquí en este libro. Toda su filosofía, toda su psicología, todos sus momentos malgastados en procurar hacer sentido de lo absurdo no puede medirse por lo que usted encontrará en Eclesiastés. Aquí está el comentario de Dios sobre la vida. Aquí están los aguijones y los clavos, las palabras que nos incitan a la acción y las palabras que mantienen las cosas juntas — Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un pastor.” (Eclesiastés 12:11). Aquí está eso que está asegurado con clavos y sobre lo cual podemos colgar las cosas. Aquí está eso que nos dirigirá e incitará en la dirección correcta para que no tomemos las sendas equivocadas. Aquí está la roca sólida.
En nuestros próximos estudios veremos más de cerca lo que Eclesiastés tiene que decir. Esperamos que usted irá en este viaje con nosotros. Tal vez este libro venga a ser uno de sus favoritos. Yo espero que así sea. Que usted viva todos los días de su vida. Son mis deseos para usted.
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