Orar y Rezar son sinónimos . . .
Pero en realidad, eso no es así —
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»Y aconteció en aquellos días, que fué al monte á orar,
y pasó la noche orando á Dios.« —Lucas 6:12
Orar a Dios es uno de los deberes principales que tenemos los cristianos. Es algo que siempre debemos hacer y no desanimarnos. En Lucas 18:1 dice que Cristo Jesús en cierta ocasión, refirió una parábola (la del juez injusto y la viuda) precisamente para enseñar “sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar.”
Los jóvenes, por ejemplo, deben aprender y practicar la oración. Ellos deben seguir el ejemplo de aquel joven llamado Daniel. Leamos en Daniel 6:10: “Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes.”
En nuestras oraciones debemos expresar nuestra gratitud a Dios por todo lo que nos da sin merecer. Las bendiciones espirituales y las materiales. Hay mucho por qué darle gracias cada vez que oremos. El apóstol Pablo les escribió a los tesalonicenses: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.” (I 5:18). Leamos también en Colosenses 3:17: “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.” – “Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias;” (Colosenses 4:2).
También en nuestras oraciones debemos pedirle. Aunque sabemos que antes de que le pidamos, Dios conoce nuestras necesidades, de todos modos a Él le agrada que le pidamos en cada oración que hagamos. Leamos en Filipenses 4:6: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.”
También debemos pedirle a Dios perdón por nuestras faltas o pecados que cometemos y que nos libre del mal y de las tentaciones como dijo Cristo en Mateo 6:12,13: “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal;…”
Los apóstoles fueron hombres de oración y debemos seguir su ejemplo. Leamos la hermosa oración que elevaron a Dios después de que habían sido puestos en libertad, Pedro y Juan: Hechos 4:23-31. Y luego en Hechos 6:2-4: “Entonces convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones… a quienes encarguemos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra.”
Para concluir, hermanos y hermanas, recordemos lo que el apóstol Pablo dijo en I a Tesalonicenses 5:17: “Orad sin cesar.” Eso significa que los cristianos debemos mantenernos en comunicación con Dios. O como dice en Romanos 12:12: “Constantes en la oración.”
—Roberto V. Spencer
Betende Hände, a pen and ink sketch by Albrecht Dürer circa 1509.
The sketch is sometimes known as Studie zu den Händen eines Apostels (A Study of the Apostle’s Hands), Albertina, Vienna.—