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Las Bienaventuranzas: Los Pobres en Espíritu


 

 Los Pobres en Espíritu

La humildad en sus adentros
nos trae a Dios a solas



En Mateo capítulo cinco (5) encontramos las bienaventuranzas que el Maestro Jesucristo dijo al introducir aquel famoso “sermón del monte”. Son una serie de paradojas (o sea, opiniones contrarias a las comunes). Los conceptos que el Maestro expresó en esas bienaventuranzas, iban en contra de la opinión común. Es necesario que entendamos que Jesús hablaba desde el punto de vista espiritual y no del material o físico.

Comencemos a considerar aunque sea brevemente, quienes son aquellos que Jesucristo considera bienaventurados o dichosos:

»Bienaventurados los Pobres en Espíritu« —Mateo 5:3

Cuando preguntamos, ¿Quiénes son los “pobres en espíritu“?… Algunos  contestan que se refiere a los pobres en cosas materiales; otros, que a los que estan retardados de la mente. Pero ¿cómo iba a decir el Señor Jesús que los que viven en pobreza materialmente o los que tienen su mente anormal son dichosos? Es absurdo pensar eso. El concepto general que muchos tenemos es que los bienaventurados son los que tienen bienes materiales, o sea, los ricos; o los que son grandes y poderosos en el mundo. A los que tienen un concepto materialista, claro que estas palabras de Cristo: “bienaventurados los pobres…”, chocan en sus mentes. Pero como decimos arriba, Cristo estaba hablando desde el punto de vista espiritual.

Entonces nos preguntamos: ¿Quiénes son  “los pobres en espíritu“? –Podemos decir que son aquellos que tienen una opinión humilde de ellos mismos; son aquellos que sienten necesidad de depender de Dios para todo en esta vida. Son aquellos QUE NO SON ORGULLOSOS, VANIDOSOS O QUE SE ALABAN A SI MISMOS. De estos hablaba el Maestro, y no de los pobres materialmente, o los retardados de la mente.

Hay personas que aunque son pobres materialmente, son muy altivas, muy orgullosas y rebeldes a Dios. No quieren obedecer el evangelio de Cristo, ni tan siquiera tienen interés en oír la palabra de Dios. Tales personas no son bienaventuradas. Sin embargo, hay otras personas que aunque son ricas materialmente, son muy humildes de corazón y son obedientes a Dios y le dan gracias a Dios cada día por todo lo que tienen. Entonces, no importa lo que tengamos o no tengamos desde el punto de vista material, sino el cómo seamos, desde el punto de vista espiritual. “Los pobres en espíritu“, son los humildes de corazón; son los que sienten que necesitan a Dios, son los que dependen de Dios en todo lo que hacen en esta vida.

Será bueno que ahora leamos los siguientes pasajes de la Escritura sagrada para entender mejor este concepto: Mateo 18:3, “y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.” – Juan 15:5, “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” – Filipenses 2:3, “Nada hagáis por contienda o vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo.” – Isaías 66:2, “Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.”

Dios nos ayude a que cada uno de nosotros reconozcamos que sin Dios no somos nada en este mundo; que necesitamos a Dios y sus bendiciones espirituales que nos ofrece por medio de Su Hijo Cristo Jesús, como es el perdón de nuestros pecados y la salvación eterna , etc. ¡Seamos humildes de corazón! — “Pobres en espíritu.” Eso lo mostramos siendo obedientes a Dios, queriendo hacer lo que manda Su Hijo Cristo, en las páginas del Nuevo Testamento. Esto nos hará ser dichosos, bienaventurados, gozando las bendiciones de Dios.

– Roberto V. Spencer

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