Skip to content

Plains of La Manacha: Remember Me

 

Las Llanuras de la Mancha:

Acuérdate de mí

Las últimas palabras de un moribundo,
Son las que más recordamos—

 

SERÍA muy egoísta de nuestra parte, afirmar con certeza que las siguientes breves conversaciones entre Don Quijote y su escudero Sancho Panza, realmente sucedieron.  Posiblemente no, posiblemente sí. Lo que podemos saber con certeza es que si acaso ellos pronunciaron tales palabras, esto fue lo que pudieron haber dicho. Es ficción, por supuesto, pero como mismo Cervantes dijo con frecuencia, la ficción es más conmovedora (patética) que la vida real.

Aquellos dos amigos habían estado cabalgando muy callados por un buen rato. De repente, Don Quijote rompió el silencio, »He venido meditando a cerca de la comunión, y de la importancia que ésta tiene en relación con nuestras almas. Es un hecho que el Señor inauguró lo que es la copa y el pan, en aquella fatídica noche que fue traicionado. Sancho, yo más bien creo que, lo que conocemos como La Cena del Señor, fue una parte de sus últimas palabras, antes de morir«

Aquello, tomó a Sancho completamente fuera de guardia. Como cuando nos sucede algo absolutamente inesperado. Sin embargo, Sancho pensó que podría contestar. “Las últimas palabras de un moribundo, deben de ser recordadas. Su muerte así lo exige. La confesión de un moribundo, generalmente es considerada como verdadera. Me inclino a creer que algo similar tendría que ser cierto en relación con nuestro Señor. Su deseo fue que sus amigos más cercanos, lo recordaran.

»Claro«dijo Don Quijote. »El Señor dijo: ‘Haced esto en memoria de mí’.«

Don Quijote suspiró profundamente, y pareció que sus ojos se detuvieron en un recuerdo lejano dentro de su memoria. »En alguna ocasión vi esas mismas palabras inscritas en una mesa de madera en una iglesia. Sancho, tú podrías argumentar que La Cena del Señor es un memorial, pero yo pienso que hay algo más que eso.«Y entonces, como si fuera posible ver más allá del pensamiento, continuó, “En memoria de mí me suena a que es algo que un amigo intenta decir a otro amigo. En el Hamlet, de Shakespeare, el fantasma le ruega a Hamlet, Acuérdate de mi, acuérdate de mi.”

I am thy father’s spirit,
Doom’d for a certain term to walk the night,
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
The glow-worm shows the matin to be near,
And ‘gins to pale his uneffectual fire:

Adieu, adieu! Hamlet, remember me. —Act I, Scene v

“Por favor, Vuestra Merced,”  dijo Sancho con una mirada confusa en su cara, “He oído algo de Shakespeare, pero ya suficientes problemas tengo tratando de hablar Español correcto. Hay ocasiones en que Cervantes tiene que corregir mi gramática. El Inglés es muy difícil para mí. Acuérdese de mí, Vuestra Merced, cuando comience a hablar de Shakespeare o algo semejante.

“Perdóname.” Se disculpó Don Quijote con un aire de mucha caballerosidad, (después  de todo, él gozaba de ese título de dignidad, – Don -)  “solo estaba tratando de explicar que frases como: ‘acuérdate de mí’ reflejan una ocasión sombría muy especial. Cristo,  aun no estaba muerto cuando dijo aquellas palabras, pero a semejanza del fantasma de Hamlet, hay un sentimiento ansiedad y desdicha por una gran pérdida.”

Looking rather forelorn himself, Sancho adjusted his saddle on his burro, and then spoke rather haltingly as if in deep thought, “I rather, I rather think you are right.

Sancho, sintiéndose algo desdichado y triste, ajusta la silla de montar de su burro, y habla con voz entrecortada, como si meditara profundamente, “pienso…pienso que…Vuestra….Vuestra Majestad, está…en lo…correcto.”

      “Se puede apreciar un sentimiento de dolor en aquellas palabras. Si hemos de leer las palabras del Señor interpretándolas solo como si fuera un anuncio o una proclamación, se corre el riesgo de equivocar el punto principal, eso pienso.”  Y agrega, “hay ocasiones en que a mi villa viene un mensajero a hacer un anuncio público. Por supuesto que lo que anuncia es importante; de otra manera, está claro que no vendría. Yo vivo en mi villa y por eso voy para allá con frecuencia, pero un mensajero debe tener una razón más importante para presentarse en mi villa.

      “Viene a mi memoria aquella ocasión en que el mensajero nos anunció que el rey había muerto. Claro que esa fue una noticia muy importante, pero nunca se puede pensar que aquel anuncio, fueran las palabras íntimas de un amigo moribundo.” Sancho se detiene y otra vez ajusta la silla de montar. Los dos amigos habían estado cabalgando por largas horas, “En lo personal, yo recuerdo muy bien las palabras de mi madre estando en su lecho de muerte. Nos acercamos alrededor de su cama, y nos habló a cada uno. De esto hace ya muchos años, pero  creo que nunca podré olvidar lo que me dijo.”

“¿Y qué fue lo que te dijo, Sancho?” Preguntó Don Quijote. “¿Qué dijo? ¿Pero por qué estás llorando? Eso sucedió hace ya muchos años.”

“Disculpe, Vuestra Merced,” objetó Sancho, “su actitud me hace pensar que a Vuestra Merced le gusta el chisme. No puedo decirle lo que mi madre dijo. Sus palabras fueron solo para mí, y me pidió que nunca le dijera a nadie.”

“Sí, entiendo tu argumento,” agregó Don Quijote, pero la tarde era larga, y el viaje había sido igualmente largo, así que continuó presionando a Sancho con razones falsas. “Puesto que somos amigos íntimos, pienso que quizá tú podrías…

“Es cierto, somos amigos íntimos,” admitió Sancho, “pero todos tenemos una sola madre. Además, yo se lo prometí bajo juramento. Ahora mismo hay otras gentes que están leyendo nuestras palabras, de manera que nuestra conversación realmente no es privada. Debemos ser muy cuidadosos en lo que decimos el uno al otro. La gente puede leernos como un libro abierto. Debemos estar conscientes de eso, Don Quijote.”

“Sí, sí,” dijo Don Quijote con la resignación de un hombre que se da cuenta que ha sido mejorado en un argumento. “A mí me parece,”  Hace una pausa otra vez, y continúa con el mismo aire de caballero en el que habló momentos antes. “A mí me parece que deberíamos entender las palabras del Cristo en una manera similar, pero hay algo más. La Sagrada Escritura dice que aquella fue la noche en que él fue traicionado. Hay algo a cerca de la traición que también debemos recordar. El Señor pronto moriría, pero es la razón por la que muere y la forma en que muere lo que debemos recordar también. Hay algo aquí muy profundo, Sancho.” Don Quijote suspira profundamente, pero antes de que continúe hablando, Sancho lo interrumpe.

“Vuestra Merced, no deseo parecer desleal, pero ya casi llegamos a la siguiente villa. Necesitamos encontrar una posada para comer, y un establo para que también nuestros animales coman. Hablaremos más sobre La Cena del Señor cuando nosotros y nuestros lectores tengan más tiempo de escuchar. Además, Yo más bien pienso que su comparación con Hamlet, está equivocada.”

En ese momento, llegaron a la posada y se aprestaron a desmontar: el noble Don Quijote de la Mancha y su fiel escudero, Sancho Panza.

 

 


Leave a Reply